VISION
SOBRE LA MASONERIA OPERATIVA,
ANTIGUA Y ACTUAL
Resumen de la
entrevista hecha en
la ciudad de México al Dr. Jorge Francisco Ferro,
por Teófilo Martines del Duero
Introduzcámonos en este tema desde la
perspectiva que lo pueda hacer cualquier persona, esto es, consultando un
Diccionario Masónico (Diccionario
Enciclopédico de la Masonería de Lorenzo Frau Abrines, edición 1960), el
que nos dice lo siguiente sobre el término “masonería”:
-
Masonería: “… Significa lo mismo que
Francmasonería y ambos términos se emplean indistintamente. La Masonería es un
sistema moral dentro del que caben los principios y creencias de todos los
hombres amantes de la humanidad y del progreso y dotado de rectitud de criterio
y buena voluntad. Por su etimología, esta palabra significa albañilería o arte
de edificar y se deriva de las antiguas corporaciones de masones o
constructores libres; pero este sentido tiene actualmente un valor puramente
simbólico, ya que la Masonería moderna se consagra a la edificación moral de
las sociedades por medio del trabajo y el ejercicio de todas las virtudes. La
Masonería persigue un fin exclusivamente moral y opera en el campo libre de la
filosofía y de las enseñanzas del espíritu. Su fin inmediato es la práctica de
la filantropía en todas sus manifestaciones. Su fin ulterior consiste en el perfeccionamiento de la
humanidad. Sus símbolos y secretos, que se derivan en gran parte de los
misterios de la antiguas iniciaciones y de la leyenda bíblica, sirven para que
sus miembros se reconozcan y se ayuden mutuamente dondequiera que se encuentren
y pueden ser comprendidos siguiendo una progresión gradual de enseñanzas, para
adquirir las cuales solamente se necesita aplicación y estudio….”
Con esta explicación, normalmente, tanto
iniciados como profanos, se muestran del todo cómodos y satisfechos; sin
embargo a la luz del estudio y la investigación, surge toda una batería de
elementos que la mayoría de las veces, son causa de sorpresa y admiración.
Entremos en materia.
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La Masonería Especulativa
en el presente.
En la actualidad, podemos decir, que la
“masonería especulativa” desde principios del siglo XVIII hasta el día de hoy,
no ha variado demasiado. O sea que, desde aquellos tiempos, la Masonería
Especulativa moderna se encuentra sometida a sus propias contradicciones y
defectos de origen, es decir, se trata de una masonería cismática con respecto
a la Masonería Operativa antigua, incompleta en sus tres Grados simbólicos,
incoherente en sus Altos Grados y finalmente desviada en sus aplicaciones
profanas.
La Masonería Especulativa moderna,
surgida en 1717 como un rechazo a la Masonería Operativa, está dividida entre
dos corrientes principales, a saber:
1) La
Masonería anglosajona y
2) La
llamada Masonería “latina”.
En
términos muy generales, podemos decir que la primera de las corrientes
mencionadas, está liderada por la Gran Logia Unida de Inglaterra (GLUI) y la
segunda está inspirada en la concepción de la Masonería propia del Gran Oriente
de Francia (GODF).
Podríamos decir que la concepción de
la Masonería anglosajona está basada en el moralismo protestante que concibe a
la Masonería Especulativa como – justamente – “un sistema de moralidad velado
por alegorías e ilustrado por símbolos” (SIC). Como puede observarse, el plano
propiamente iniciático, como diferente y superior al religioso, se les escapa
completamente. Por su parte, la corriente “latina”, inspirada por el Gran
Oriente de Francia, concibe a la
Masonería como una herramienta del pensamiento social, progresista y laicista.
Esta corriente se autodefine como “liberal, laicista y adogmática”.
Sus miembros han redefinido el término
“adogmático” particularmente en relación al dogmatismo religioso pero, en
realidad, originalmente este término de “dogmático”, dentro de la literatura
masónica, está referido específicamente a la obra de Albert Pike, eminente masón
norteamericano del siglo XIX, titulada “Morals
and Dogma of the Ancient and Accepted Rite of Freemasonry”, en la cual
define el contenido doctrinario, en forma muy ecléctica, de los distintos
Grados del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Pero ocurre que, aún ese
eclecticismo algo confuso, resulta molesto para una corriente de pensamiento
masónico que tiene por principal objetivo las cuestiones sociales, políticas,
laicistas, ideológicas, etc. En definitiva, consciente o inconscientemente, a
esta corriente masónica racionalista lo que verdaderamente le molesta es la
idea de lo sagrado y que, de una forma u otra, está implícita en todos los
Rituales masónicos originarios. De aquí surge, para esta corriente laicista, el
imperativo de revisar, expurgar y alterar los Rituales suprimiendo todas las
alusiones a la trascendencia y a la espiritualidad que figuran en ellos. Por
supuesto que lo hacen en nombre de una aparente “modernización” y de una
imposible “espiritualidad laica”, verdadera contradicción de los términos si
las hay.
Los Altos Grados
Si observamos con atención, veremos que por encima de de los
tres Grados comunes a toda la Masonería Especulativa, - Aprendiz, Compañero y
Maestro – existen distintas series de Grados que, por lo general, dan nombre al
Rito o sistema masónico correspondiente. El ejemplo más conocido es el llamado
Rito Escocés Antiguo y Aceptado con treinta y tres Grados, pero existen otros
cuantos. Por ejemplo, el Rito Antiguo y Primitivo de Memphis-Misraim con
noventa y seis grados, el Rito Escocés Rectificado con nueve u once Grados
según se mire, el de Heredom de Kilwinning con siete Grados, el Francés, que a
pesar del nombre es un Rito Escocés, también con siete Grados y otros pocos más
sobrevivientes de la gran eclosión de Grados y Ritos, de diverso valor
iniciático, ocurrida en el siglo XVIII. Pues bien, estos sistemas de Altos
Grados, como hemos dicho, están compuestos por mayor o menor cantidad de Grados
superiores por encima del Tercero, pero el nudo del sistema reside en que, entre
ellos, no hay coherencia cronológica en sus leyendas iniciáticas y constituyen
una fuente permanente de confusión para los iniciados que los reciben y
practican.
Una leyenda iniciática es un relato
tradicional sobre el cual se basa el Ritual de un Grado determinado. Muchos de
ellos tienen un apoyo en la Biblia o en relatos y doctrinas caballerescas,
herméticas, alquímicas, sacerdotales, etc. Por ejemplo, el ciclo de relatos
referidos a la construcción del Templo de Salomón, contiene varios temas
conexos como la muerte del arquitecto Hiram Abbí, la Piedra rechazada por los
constructores (el Caput Anguli), la
búsqueda del reemplazante de Hiram, etc. Posteriormente aparecen otros grados
referidos a las Cruzadas, a la reconstrucción de los Templos cristianos en
Palestina, a la epopeya de los Templarios, a sus sucesores, etc. Ahora bien,
estos Grados deberían estar ordenados cronológicamente en sus relatos
iniciáticos para que resulten operativos en sus consecuencias, pero esto dista
mucho de ser así. Por otra parte, estos Altos Grados deberían clasificarse en
diferentes categorías según su afinidad temática. Algo así pareciera ocurrir en
los orígenes del Rito Escocés Antiguo y Aceptado cuando se agrupaban ciertos
Grados y se los calificaban, por ejemplo, de “filosóficos” o sea que
pertenecían al Hermetismo o Filosofía del Fuego, es decir, a la Alquimia. Nada
tiene que ver esto con posteriores interpretaciones desviadas y modernas que
pretendían que se los asimilase a una filosofía profana cualquiera. Hay masones
que piensan que estos Grados “filosóficos”, están relacionados con el
pensamiento académico y profano de un Bergson, Sartre, Kant, Hegel, Krausse o
cualquier otro. Como resultado de todo esto, tenemos que no existe una
progresión organizada de conocimientos y de símbolos que, de Grado en Grado,
eleven espiritualmente al iniciado.
Los Altos Grados masónicos constituyen
un patrimonio tradicional y simbólico irremplazable para Occidente. Allí se
encuentran los vestigios de antiguas Ordenes y Fraternidades medievales ya
desaparecidas como gérmenes dispuestos a florecer nuevamente cuando las
condiciones cíclicas sean nuevamente favorables. Hace años, alguien
equivocadamente te, calificó los Altos
Grados masónicos como “el panteón de las iniciaciones muertas”. Craso y
terrible error, pues en realidad, se trata de “iniciaciones dormidas”. Son las
semillas que reverdecerán en el futuro. Los sistemas de muchos Altos Grados,
especialmente en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado que es el más difundido en
todo el mundo con sus 33 Grados y el de Memphis-Misraim, que es el más extenso
con sus 96 Grados, han cumplido y cumplen, un rol insustituible en la
conservación de los antedichos Altos Grados masónicos pero, por su propia
estructura asincrónica, no están preparados para servir de base a una
realización iniciática efectiva, quedando en cambio, en el plano de la
iniciación virtual. Es interesante recordar que los Altos Grados son
pre-existentes a los Ritos Masónicos que, en definitiva, son colecciones,
muchas veces arbitrarias, de Grados superpuestos.
Lo incompleto de la
Masonería Especulativa
Este es un punto grave y poco conocido
por razones obvias. Se ha ocultado el hecho de que la Masonería Operativa
antigua y tradicional, de ninguna manera, estaba constituida por dos o tres
Grados sino que, por el contrario, constaba – y consta – de siete Grados.
“Consta”, porque la forma antigua de trabajo masónico no ha desaparecido, como
muchos quisieran creer, sino que se ha ocultado desde la aparición de la
pseudo-masonería moderna a partir de 1717. Entonces, debemos comenzar a poner
blanco sobre negro y desmontar ciertas fábulas que sirvan de tapadera a la
destrucción de un sistema de trabajos probado por siglos y que contemplaba la
generación de la piedra desde la cantera hasta su colocación en los muros. Es
muy clara la aplicación espiritual de este simbolismo pétreo y no es éste el
momento para profundizarlo. Sin embargo, es importante señalar que la
existencia de siete Grados operativos no es, de ningún modo, arbitraria sino
que señala el itinerario de la piedra desde la cantera pasando por los
distintos Grados de pulimiento, marcado y perfección hasta su colocación en el
muro. Este itinerario de trabajo artesanal – y también iniciático cuando se
tiene conciencia de ello – fue desarticulado de un plumazo al quitar, primeramente,
cinco grados del sistema Operativo, reduciéndolo a solo dos, para al comprobar
lo inestable de tal sistema dual, incorporar un Tercer Grado.
Para agregar este
Tercer Grado, se tomó como base lo que era una ceremonia anual de los
Operativos destinada a conmemorar el asesinato de Hiram Abbí, el arquitecto del
Templo de Jerusalén. Esta ceremonia también sirve para reemplazar al Tercer
Gran Maestre Operativo que representa a Hiram Abbí. De esta manera, se
soluciona también el enigma de los orígenes del Grado de Maestro especulativo
que ha desvelado a muchos masones estudiosos que deseaban aclarar el tema. Sin
embargo, es necesario decir que, desde el punto de vista del Sistema de Trabajo
de la Masonería Operativa, este Tercer Grado “no” es el de Maestro Masón, sino
el de Maestro de Logia, que es una cosa totalmente distinta pues un Compañero
Superior puede perfectamente actuar como Maestro en una Logia de Aprendices o
Compañeros nuevos. Para la Masonería Operativa, antigua y tradicional, la
Verdadera Maestría Masónica corresponde a los Maestros Perfectos que aprobaron
los exámenes técnicos correspondientes y que estén en posesión de los
auténticos secretos del cuarto, quinto y sexto Grados, en tanto que el séptimo
Grado está reservado exclusivamente para los Tres Grandes Maestros que
representan respectivamente a Salomón, Hiram de Tiro e Hiram Abbí.
Las consecuencias que se deprenden de
estos hechos, son muchas y muy graves. Por ejemplo, en estrictos términos
técnico-masónicos, todos los “Maestros Masones” especulativos son, en realidad,
Compañeros Superiores o Avanzados que pueden desempeñarse “como” Maestros de una Logia, pero están lejos de
ser auténticos Maestros Masones con todos los conocimientos geométricos,
rituales, simbólicos y doctrinarios inherentes a la auténtica Maestría. Esta
realidad es ocultada y negada por todas las Obediencias Especulativas, sean
británicas o “latinas”, pues pone en tela de juicio, no que sean iniciados
masones, sino la cualidad del Grado que dicen poseer. Sería algo así como una
usurpación de títulos y honores. Algo muy triste y decepcionante para la
inmensa mayoría de los “Maestros” Masones especulativos, que de buena fe, creen
ser lo que no son y repiten y retransmiten ritualmente el error originario de
1717. Esta es la causa de que todos los Masones Especulativos que se afilian a
una Obediencia Operativa deban ser regularizados en el Grado de Compañero y en
el de Maestro (de Logia) para equipararse con los Masones Operativos poseedores
de dichos Grados, pues aquí se trata simplemente de conocimientos faltantes y
de la necesidad de suplirlos.
Entre otros conocimientos faltantes,
podría mencionarse, por ejemplo, que la Masonería occidental está basada
principalmente en el ciclo bíblico de la construcción del Templo de Salomón, en
su reconstrucción por “Zorobabel” y en el Templo del Espíritu Santo. En este
ciclo aparecen varios relatos sagrados como el asesinato de Hiram Abbí el
arquitecto del Templo de Jerusalén, la búsqueda de su sucesor, la organización
de los constructores en Logias, la Piedra rechazada por los constructores que
se convirtió en la Cabecera del Angulo (Caput Anguli) y otros tantos que se
convirtieron en las Leyendas Iniciáticas de diversos Grados Masónicos dispersos
en diferentes Ritos. Estas leyendas Iniciáticas están perfectamente ordenadas y
representadas en la Masonería Operativa antigua y tradicional pero,
lamentablemente, la Masonería Especulativa moderna ha descalabrado y
simplificado el sistema de trabajo original expurgando y quitando ciertas
Leyendas fundamentales. Una de ellas es la de la Piedra rechazada por los
constructores que es el verdadero núcleo del Grado de Compañero, por no decir
que es el Grado de Compañero en sí. Por esta causa se debe regularizar a los
Compañeros que provienen de Obediencias Especulativas cuando ingresan a una
Logia Operativa, pues desconocen una parte fundamental de la historia y del
Ritual masónico universal. Otro tanto ocurre con el Tercer Grado especulativo
de Maestro – Maestro de Logia según el sistema Operativo – pero nunca Maestro
Masón, que implica un profundo conocimiento teórico-práctico y la aprobación de
los respectivos exámenes de suficiencia.
Otras consecuencias que saltan a la
vista y la más notoria, fue el vaciamiento doctrinal y ritual del Grado antiguo
de Compañero del Oficio, cuya leyenda iniciática se centraba en el simbolismo
de la Piedra rechazada por los constructores que se convirtió en la cabecera
del ángulo con una sólida base Vetero y Neo Testamentaria pues figura en ambas
partes de la Biblia. Este vacío no pasó desapercibido por algunos masones
inquietos del siglo XVIII y les preocupó su debilidad. Aquí debemos mencionar,
por ejemplo, a Robert Preston, quien trató de llenar ese vacío con suerte
regular. A él se le debe la introducción de los párrafos referidos a los cinco
sabios de Grecia, a los cinco sentidos, etc., en las Instrucciones del Grado
especulativo de Compañero. Preston se ocupó de brindar algo de “cultura
general” a la Masonería Especulativa a costa de olvidar las auténticas
enseñanzas técnicas de la Masonería Operativa. En un orden más práctico,
debemos señalar otras consecuencias técnicas como, por ejemplo, que un masón
especulativo podría asistir a una Tenida ordinaria del Grado de Compañero del
Oficio de una Logia Operativa, pero no puede asistir a una iniciación de dicho
Grado, pues carece de las calificaciones doctrinarias y técnicas
imprescindibles para participar en dicho Ritual. Lo mismo ocurre con el Grado
de Maestro de Logia, en el que el masón especulativo podría participar en una
Tenida ordinaria, pero no en una iniciación, pues debería conocer el Ritual de
Instalación al Trono del Rey Salomón con sus respectivos Modos de
Reconocimiento.
La Masonería Especulativa podía hacer
esfuerzos por recuperar las antiguas prácticas de la Masonería Operativa, pero
por falta de conocimientos auténticamente masónicos, caminan en círculos. Por
ejemplo, al desconocer completamente lo que son los métodos de realización
espiritual, tal como lo recomendaba René Guenón, tratan de inventar algo de
acuerdo a lo que ellos piensan que es un método de realización y que, por lo
general, solo logran establecer o bien un vago misticismo sentimental o un
cierto ascetismo exterior que nada tienen que ver con un método auténtico de
realización espiritual. Ya en las primeras décadas del siglo XX, un masón
operativo europeo advertía, en los siguientes términos aproximados, sobre lo
que se puede esperar de las imposiciones exteriores: “… al día de hoy, la
masonería oriental es fiel a la antigua Sabiduría que la masonería moderna ha
olvidado, en cuanto a la constitución masónica de 1717 fue una desviación de la
recta vía. Las leyes que provienen de su exterior no salvan al hombre, estas
leyes siempre son quebrantadas por otras y deben ser reemplazadas… solamente el
trabajo de adentro hacia afuera puede traer la salvación. Solamente aquél que
conscientemente vive en las leyes divinas y las toma como deber y no como
obligación, contribuye al mejoramiento de la humanidad lo que es, a su vez, lo
mejor para el individuo: las leyes divinas, son totalmente claras al respecto…”
Finalmente será necesario esperar que
ciertas preguntas e inquietudes vayan creciendo y se formulen claramente dentro
del campo de la Masonería Especulativa, que algunos Masones avisados se animen
a cuestionar, por incompleto y vaciado de contenido, el sistema de los tres
Grados de la Masonería Simbólica, que se plantee la incoherencia cronológica y
doctrinaria de los Altos Grados de la mayoría de los Ritos Masónicos y que,
finalmente una nueva generación de Masones se decidan a retomar a las fuentes
originarias las cuales no son – ni pueden ser – otras que las fuentes
Operativas antiguas. Mucho se ha perdido y mucho se ha olvidado desde 1717
hasta la fecha y mucho se ha desechado, ocultado y aún prohibido
arbitrariamente a partir del coptamiento, por una mentalidad estrecha y
discriminatoria propia del positivismo, el laicismo y el supuesto
libre-pensamiento del Gran Oriente de Francia y otras Obediencias similares que
han sustituido el auténtico conocimiento masónico por una ideología profana,
chirle y desviada que deriva de las modas intelectuales de fines del siglo XIX.
Nota:
Para mayor información y en detalle,
recomendamos a los interesados en profundizar este tema, leer la obra “La
Masonería Operativa” Editorial Kier, del autor Jorge Francisco Ferro.
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