viernes, 8 de julio de 2011

VIAJE SIMBOLICO DEL ALMA



Orden Real de Heredom de Kilwinning 



EL VIAJE SIMBOLICO DEL ALMA

EN LA INICIACION MASONICA






Autor: MERLIN


Gran Maestro de la Orden Real de HRDM-KLWNNG


Para la REP. ARGENTINA








Según las concepciones tradicionales de los pueblos antiguos, todo proceso iniciático auténtico reproduce simbólicamente el devenir del alma (psiké) en su viaje “post-mortem” por los diferentes estados de manifestación. Este viaje se desarrollaba a lo largo de tres “mundos” simbólicos: el físico, el intermediario y el trascendente correspondiendo, en cierta medida, con la triple división del hombre (soma, psiké y pneuma entre los griegos y corpus, anima y spiritus de los latinos) de la antropología tradicional de Occidente.





En las sucesivas “muertes” y “renacimientos” necesarios para acceder a dichos estados, el alma individual experimentaba, además, una regeneración (palingenesia) de sus elementos constitutivos como consecuencia de las pruebas sucesivas a que era sometida como medio idóneo para su purificación. Específicamente, en la iniciación masónica, las pruebas purificatorias se realizan bajo la forma de viajes simbólicos.





En las doctrinas tradicionales antes aludidas, la “muerte iniciática” (1) era más real y más efectiva que la muerte física pues comportaba una “muerte psíquica” como paso previo e ineludible para un “renacimiento” en un estado superior de existencia. En efecto, esta “muerte simbólica” de ninguna manera era considerada como “ficticia” sino que, por el contrario, era mucho más real que la muerte entendida en el sentido ordinario del término. Tanto era esto así que, por ejemplo, un no-iniciado que fallecía no por ello se convertía en un iniciado y dado que el orden iniciático era el único que superaba a las contingencias inherentes a los estados particulares del Ser, consecuentemente, poseía un valor profundo y permanente desde el punto de vista universal. En este sentido, todas las tradiciones particulares son unánimes en afirmar que existe una diferencia esencial en los estados “post-mortem” de un ser humano según se trate de un iniciado o un profano. Este es el sentido profundo de la sentencia de Jamblico cuando dice: “No creas que los que se acercaron a los misterios como los que no lo hicieron tendrán un mismo destino en la otra vida.”  Así, las consecuencias de la muerte física están condicionadas, según la sentencia anterior, por el cambio producido por  el acceso al orden iniciático al cual se lo consideraba como correspondiendo a un grado superior de la realidad. En términos generales, todo cambio de estado es, a la vez, una muerte y un nacimiento: una muerte al estado antecedente y un nacimiento al estado consecuente. Por otra parte, tradicionalmente se considera que todo cambio de estado se realiza en las tinieblas y en la oscuridad, lo cual explica la frecuente aplicación del simbolismo del color negro en los ritos iniciáticos en general y masónicos en particular.





La “muerte iniciática” es un tipo especial de cambio de estado e implica necesariamente un nuevo nacimiento pues todo cambio de estado es el final del estado anterior y el comienzo del estado posterior. Así, el “corte” que se produce por el pasaje del orden profano al iniciático es el más neto y fundamental, o sea que la primera iniciación  es el cambio de estado más profundo y permanente. Esta primera iniciación, en las doctrinas hindúes, es denominada muy específicamente como un “Segundo Nacimiento” y a sus iniciados como “los nacidos dos veces” (dwijas) y comporta la anteriormente aludida regeneración psíquica (palingenesia). De este modo queda en claro que las primeras fases de la realización iniciática  se desarrollan en el dominio psíquico o sea en el ámbito del “mundo intermediario”.





Dentro de las etapas preparatorias para la iniciación propiamente dicha se encuentra una “recapitulación” de todos los estados antecedentes al actual por la cual todas las posibilidades propias del estado profano son agotadas para poder desarrollar, libremente y sin ataduras, las posibilidades de orden superior. Esta particular purificación “por exceso” usualmente es simbolizada por un descenso “ad inferos”  sea una tumba, una caverna, un mundo subterráneo, etc. donde el Candidato a la iniciación debe enfrentar a sus terrores tanto internos como externos.





Para comprender todo lo antedicho, en este caso particular, es necesario tener presente un esquema del proceso completo de la iniciación masónica (2) a fin de poder determinar las diferentes etapas que lo componen y las correspondencias con otras formas iniciáticas. La iniciación masónica, en sus tres grados básicos, puede resumirse en el siguiente esquema:








Aprendiz:


- Preparación del Candidato.


- Introducción en el Gabinete de Reflexiones.


- Ingreso a la Logia.


- Interrogatorio.


- “Viajes” iniciáticos.


- Juramento de Silencio.


- Recepción de la Luz.


- Consagración del Recipiendario.


- Comunicación de los Modos de Reconocimiento.


- Discurso de Recepción/Instrucciones del Grado.








Compañero:


- Preparación del Candidato.


- Introducción al Gabinete de Reflexiones.


- Ingreso a la Logia.


- Interrogatorio.


- “Viajes” iniciáticos.


- Juramento de Silencio.


- Consagración del Recipiendario.


- Comunicación de los Modos de Reconocimiento.


- Discurso de Recepción/Instrucciones del Grado.








Maestro:


- Preparación del Candidato.


- Introducción al Gabinete de Reflexiones.


- Ingreso retrógrado a la Logia.


- “Viajes” iniciáticos.


- Ceremonia fúnebre.


- Renacimiento simbólico.


- Juramento de Silencio.


- Consagración del Recipiendario.


- Comunicación de los Modos de Reconocimiento.


- Discurso de Recepción/Instrucciones del Grado.








El esquema anteriormente desarrollado permite una correlación con las etapas generales de todo proceso iniciático así como un análisis del simbolismo que contiene en su desarrollo. En efecto, en la nomenclatura y en el ritualismo específicamente masónico, el estado presente del Candidato a la iniciación se define como “profano”, es decir, como exterior a lo sagrado y equivalente a lo que, en terminología teológica, se denomina las “tinieblas exteriores”. La primera “muerte iniciática” (3) en la iniciación masónica comporta una serie de pasos y etapas que representan simbólicamente la retirada del mundo (estado) profano y un pasaje a otro estado (el de masón). Uno de los pasos necesarios de la preparación para acceder a la primera iniciación masónica (grado de Aprendiz) es el llamado “despojamiento de los metales” que representa el desprendimiento de los lazos que unían al Candidato con su vida anterior y su purificación de las escorias psíquicas de la vida profana. Posteriormente, con un paso inseguro, el Candidato es conducido a la llamada Cámara Negra donde enfrenta a diversos símbolos mortuorios que representan un descenso “ad inferos”, al interior de una tumba. Esta es la llamada Prueba de la Tierra que comporta una purificación por medio de dicho elemento.





Posteriormente, el Candidato es introducido en el recinto de la Logia la cual es descripta en los antiguos Rituales como un lugar “muy regular y muy iluminado”. Dentro de la misma se producen los restantes pasos de la iniciación al grado de Aprendiz que consisten en un interrogatorio sobre su vida pasada y sus intenciones presentes así como tres “viajes” purificatorios relacionados con los tres elementos restantes, a saber: agua, fuego y aire. Estos pasos aluden a la regeneración psíquica (palingenesia) que debe experimentar el iniciado para que se produzca su “Segundo Nacimiento” y se convierta en un Dwija según la terminología técnica hindú. Por esta razón, en la terminología masónica, se dice que el iniciado “vio la Luz” o “recibió la Luz” en paralelo al nacimiento físico. En el mismo sentido, los masones se autodenominan “Hijos de la Luz.” Por todo lo anterior, a esta primera iniciación se la correlaciona con una iluminación. Este Segundo Nacimiento (al estado iniciático) se considera como un acceso a  todas las posibilidades de perfeccionamiento del estado individual humano. En la terminología de los Misterios Egipcios y Greco-Latinos era el ingreso a los llamados Misterios Menores. El Juramento de Silencio, la Consagración, la Comunicación de los Modos de Reconocimiento, el Discurso de Recepción y la Instrucción son todos pasos encaminados a sellar y confirmar el ingreso de Candidato al nuevo estado.





La segunda gran etapa de la iniciación masónica está representada por el avance del Candidato al grado de Compañero. En términos generales, la iniciación al grado de Compañero comporta un complemento y una perfección del grado anterior. De esta manera, los grados de Aprendiz y su extensión en el grado de Compañero cubren el ingreso y la salida de los ya mencionados Misterios Menores entendidos en el sentido clásico de posibilidades de perfección del estado humano. Los cinco viajes iniciáticos que el iniciado debe realizar en el grado de Compañero son los pasos correspondientes al pasaje por otros tantos estados intermediarios que se toman como estaciones simbólicas de una serie indefinida de estados posibles de existencia. Desde el punto de vista del proceso iniciático general, esta segunda iniciación corresponde a la llamada Segunda Muerte (iniciática) la cual implica la salida del mundo intermediario o psíquico al cual se había ingresado por la primera iniciación. De esta manera, la Segunda Muerte sería, entonces, una “salida del Cosmos.”  Aquí se presenta una grave situación de divergencia entre los destinos de los iniciados y de los no-iniciados la cual fue anteriormente aludida por la frase de Jámblico. En efecto, la aludida “salida del Cosmos” se presenta como definitiva para los iniciados pero como “temporaria” para los no-iniciados quienes, por causas diversas que no les permiten un destino definitivo, deben cumplir un “reingreso al Cosmos” y renacer en otro estado individual lo cual, de ninguna manera, implica una “reencarnación” como es vulgarmente concebida en Occidente. Esta cuestión, que no podemos profundizar pues nos alejaría de nuestro tema central, debe ser perfectamente comprendida en el sentido que dicho renacimiento, si bien es individual, de ningún modo es corporal como pretenden las teorías “reencarnacionistas” propias de cierto orientalismo occidentalizado e imposibles desde el punto de vista estrictamente metafísico. Por supuesto que el Juramento de Silencio, la Comunicación de los Modos de Reconocimiento, la Instrucción, etc., cumplen la misma función que en el grado anterior.





De esta forma, queda claro que, si el pasaje del grado de Compañero al de Maestro significa la culminación de los Misterios Menores, también implica el ingreso a los Misterios Mayores entendidos como el acceso a estados, ya no individuales, sino supraindividuales de existencia. La iniciación al grado de Maestro corresponde, entonces, al llamado Tercer Nacimiento el cual consiste en una “resurrección” en el mundo espiritual o trascendente. Entonces, la muerte o salida del Cosmos implica también el ingreso a los Misterios Mayores y un nacimiento “extra-cósmico” que abre las posibilidades de realización de los estados superiores de la existencia universal.





Ritualmente hablando, es importante señalar que el ingreso del Candidato a la Logia se realiza en forma retrógrada simbolizando la visión especular (y por lo tanto invertida...) del mundo manifestado que se produce desde el punto de vista del mundo divino, trascendente y no-manifestado. Por otra parte, los “viajes” también representan el pasaje por una serie de estados intermedios indefinidos, pero que es necesario recorrer, para alcanzar la Maestría o, dicho de otro modo, un nacimiento “extra-cósmico.” El punto central, tanto ritual como simbólico, de la leyenda iniciática del grado de Maestro es la dramatización de la muerte y la “resurrección” del Maestro Hiram Abbi, el arquitecto del Templo de Salomón. De este modo, queda patente la total correlación del proceso particular de la iniciación masónica con la iniciación en general pues, de manera explícita, durante el desarrollo del ritual del grado de Maestro se alude a una “resurrección” que se puede calificar de extra-cósmica en la medida que se alcanza el término del “viaje” del alma por los diversos estados “post-mortem” hasta alcanzar su destino final en el mundo trascendente.














Notas








(1) CFR.GUENON, René: L’Homme et son Devenir selon le Vedanta, Editions Traditionnelles, Paris, 1981, Cap. XIX  Difference des conditions posthumes y siguientes.


(2) REEVES, William M.: A Ritual and Illustrations of Freemasonry, pág. y  siguientes.


(3) RICHARSON, Jabez: Monitor of Freemasonry being a practical guide to the Ceremonies in all the Degrees, Lawrence Fitzgerald ed. New York, 1860, pág. 5 y siguientes.








Bibliografía








REEVES, William M.: A Ritual and Ilustrations of Freemasonry, 83 Charing Cross Road, London, 1908.


RICHARDSON, Jabez: Monitor of Freemasonry being a practical guide to the Ceremonies in all the Degrees, Lawrence Fitzgerald ed., New York, 1860.


SANDERSON, Meredith: An Examination of the Masonic Ritual, The Baskerville Press Ltd., London, 1926.


PRESTON, William & CAMPBELL-EVERDEN: Freemasonry and its Etiquette, A. Lewis Ed., London, 1932.


MACKEY, Albert G.: A Manual of the Lodge or Monitorial Instructions in the Degrees of Entered Apprentice, Fellow Craft and Master Mason, Clark & Maynard Publishers, New York, 1872.


GUENON, René: Apercus sur l’Initiation, Editions Traditionnelles, Paris, 1978.


GUENON, René: Etudes sur la Franc-Maconnerie et le Compagnonnage, II Tomes, Editions Traditionnelles, Paris, 1978.


GUENON, René: Initiation et Réalisation Spirituelle, Editions Traditionnelles, Paris, 1978.


GUENON, René: L’Homme et son Devenir selon le Vedanta, Editions Traditionnelles, Paris, 1981.


ANONIMO: Palingénésies des Mysteres, Manuscrito Nro.1 del Archivo del Prícipe de Hesse.



No hay comentarios:

Publicar un comentario