miércoles, 2 de noviembre de 2011

ENTREVISTA A JORGE FRANCISCO FERRO - ARGENTINA - PRIMERA PARTE








Entrevista con el Dr. Jorge Francisco Ferro
Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Por: Hombre de Mercurio
Heredom de Kilwinning - Mexico

Breves datos acerca del autor
El Dr. Jorge Francisco Ferro, es licenciado en Sociología por la Universidad de
Buenos  Aires  y  Doctor  por  la  Universidad  Kennedy (Buenos  Aires).
Especializado en Sociología de las Sociedades Secretas y de la Masonería.
Investigador Científico en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET).  Director  fundador  del  Instituto  Latinoamericano  de
Masonología (ILAM). Ejerció la docencia universitaria. Miembro de sociedades
científicas y académicas tanto nacionales como internacionales. Autor de libros
y artículos de su especialidad publicados en Argentina y el extranjero, como por
ejemplo:
¾  El Martinismo Tradicional, Editorial Triregnvm, Buenos Aires, 1991.
¾  Los Templarios y el Grial, Grupo Editorial Lumen, Buenos Aires, 2005.
¾  Secretos Herméticos de la Caballería, Grupo Editorial Lumen, Buenos
     
Aires, 2006.
¾  "La Masonería en la fundación de la Ciudad de La Plata", trabajo incluido
     
en Masonería Española y Americana, obra dirigida por el Dr. José A.
     
Ferrer Benimeli  (S.J.), y auspiciada por el Centro de Estudios de la
     
Masonería Española, Zaragoza, 1993.

A manera de introducción
Hemos  dividido  la  siguiente  entrevista  en  dos  grandes  bloques  a  su  vez
presentados en cuatro partes, en primera instancia deseamos ampliar varios
puntos  diversos  de  la  mayor  importancia,  creemos,  sobre  la  iniciación,  en
particular  para  el  ámbito  Occidental.  De  ahí  que  hayamos  tomado  como
referencia  al  pensador  que  consideramos  por  mucho,  de  mayor  rigor  y
autoridad dentro de las cuestiones ortodoxas de la transmisión de la influencia
espiritual. René Guénon, una vez más, nos ha servido como intermediario para
poder aclarar ciertas cuestiones que permanecen en la sombra, esperamos
que  con  esta  breve  charla  logremos,  si  bien  no  resolver  toda  la  cuestión,
cuando menos contribuir en la clarificación de ciertos aspectos empañados
dentro del pensamiento Occidental, incluso de los que hoy día se consideran
adeptos y más, pero que claramente le han dado la vuelta más de una vez a
las problemáticas que difícilmente podrán salvar desde lo heterodoxo o bien no
encarando las cosas sino desde posturas intermedias.
Por otra lado, y para nada desligada de nuestra entrevista inicial, le dedicamos un espacio a algunas interrogantes de la resulta o a partir de la lectura de las publicaciones de los dos primeros libros ―ya referidos― del Dr. Jorge Francisco Ferro.
Primera parte
ENTREVISTADOR.-  Antes  que  nada  muchas  gracias  por  permitirnos  esta charla.
JORGE FRANCISCO FERRO.- Al contrario, el agradecido soy yo dado que son
muy  pocas  las  oportunidades  que  existen  para  poder  plantear  algunas








cuestiones que, por su propia naturaleza, no son del amplio dominio público así que  realmente  me  encuentro  honrado  y  encantado  de  poder  tener  esta conversación con usted.

ENTREVISTADOR.-   Cualquier   obra   escrita   seriamente   acerca   de   los Templarios o de los Pobres Caballeros de Cristo y del Templo de Salomón no debe de pasar desapercibida. La importancia sobre la ruptura y vejaciones de que fueron objeto estos caballeros es un asunto de lo más significativo y que ha resultado ser, con el paso de los siglos, uno de los pasajes centrales en la transmisión del conocimiento para Occidente.
Ciertamente   estamos   ante   una   de   las   primeras   desviaciones intelectuales  y  que  arrogaría,  literalmente,  al  mundo  moderno  a  lo  que actualmente es. ¿Qué nos puede decir acerca de la presente transmisión de la doctrina iniciática para Occidente en estos tiempos tan sombríos que nos ha tocado vivir y bueno, de ser posible, quiénes se pueden presentar como los legítimos representantes dentro de la jerarquía espiritual?
JFF.-  Vamos  hacer  un  pequeño  racconto  histórico  primero,  evidentemente Occidente  ha  sufrido  los  últimos  siete  siglos  o  más  un  proceso  realmente confuso en algunos aspectos y que no han sido debidamente clarificados. Y catastrófico en otro aspecto en el sentido etimológico de la palabra, en el sentido de un descenso; acá hay que señalar una bisagra histórica, esa bisagra histórica para Occidente la representó el siglo XIV, este siglo quedó como un siglo negro en la conciencia europea y luego Occidental, ya que estuvo signado por una serie de flagelos que azotaron al continente: peste, guerra, hambre, inviernos  crudísimos,  la  destrucción  de  los  templarios...    Hay  que  recordar justamente que ciertos hechos, aparte de ser hechos históricos, son un símbolo y como la mentalidad europea en aquellos siglos estaba propensa a captar el valor  y  el  significado  de  los  símbolos,  claramente  interpretó  la  injusta destrucción de la Orden del Temple como la causante de una serie de castigos divinos que se sucedieron a posteriori.
Entonces,  en  este  contexto,  tenemos  que  ver  cuál  fue  el  decurso posterior que tuvo la espiritualidad europea y las vías iniciáticas o las vías interiores  dentro  del  Cristianismo  porque  de  eso  estamos  hablando.  El Cristianismo como unidad espiritual de los pueblos occidentales -así como hay otras tradiciones que han servido para unificar a otros pueblos.
El tema, por lo tanto, sería cuál fue el rol de los Templarios en la Edad Media  y  qué  ocurrió  cuando  éstos  fueron  destruidos.  Que  los  Templarios cumplieron  un  rol,  principalmente  de  puente,  entre  Oriente  y  Occidente  es innegable y hay que reconocer que llevaron a Occidente ciertos conocimientos y procedimientos que van desde la medicina hasta la arquitectura, pasando por la organización del trabajo y por la seguridad de los habitantes de Europa en tiempos en realidad muy duros.
Si hoy en día para nosotros, hacer un viaje de dos mil kilómetros es
algo azaroso, pensemos lo que podría haber sido en la Edad Media donde los
recursos  sanitarios,  alimenticios  y  de  seguridad  eran  sumamente  escasos.
Pues bien, esta Orden que organizó social, política, cultural y espiritualmente a
Europa sufrió un ataque y una destrucción lo cual significó también el colapso
de  ese  rol  pontifical  entre  Oriente  y  Occidente.  A  partir  de  ese  momento
Occidente fue lentamente como un barco que le sueltan las amarras quedando
a merced de diversas corrientes y sin timonel porque, quiérase o no, una guía


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espiritual necesita también de un poder político que permita ciertos recaudos
para que la vida espiritual se pueda desarrollar normalmente, entonces este rol
fue ―digamos― anulado y la organización interna de Europa se vio jaqueada y
eso la convirtió en una interlocutora no del todo válida para con Oriente, ya que
si no era capaz de gobernarse a sí misma no podía entablar relaciones de
paridad con el mundo oriental llámese Islam, Hinduismo, Budismo, Taoísmo u
otras.
Ahora, y con respecto a quienes podrían ser hoy en día los legítimos y
últimos  representantes  en  Occidente  de  una  tradición  espiritual  de  origen
templario, en este caso y para ceñirnos a lo que histórica y espiritualmente está
más comprobado y para no derivar por caminos que muchas veces pueden ser
hasta  peligrosos,  yo  considero  que  todo  aquello  que  sea  una  especie  de
herencia espiritual del Temple debe ser considerada en primer lugar ―cuestión
que René Guénon pone el énfasis y lo señala en algunas oportunidades pero
sin  ahondar  demasiado  en  ello―  como  muy  distante  y  lejana  a  la  gran
ignorancia que hay en Occidente acerca de cómo fueron las organizaciones y
fraternidades  encargadas  de  transmitir  estas  influencias  espirituales,  los
métodos de realización y demás. Ese es un gran hecho y remarco: hay una
gran ignorancia acerca de cuales son los procedimientos y los modos de las
organizaciones iniciáticas auténticas porque siempre se las confunde con el
más bajo ocultismo, “pseudoteosofía” (o lo que Guénon llamó acertadamente
teosofismo), espiritismo y otros tipos de pseudo-doctrinas espirituales, muchas
de ellas originadas directamente del siglo XIX y no mucho más atrás. Con esto
ya podemos empezar a descartar muchas supuestas herencias.
ENTREVISTADOR.-  ¿Respecto a esta influencia, a esta heredad espiritual, podríamos  ser  un  poco  más  enfáticos  a  fin  de  no  dejar  espacio  a especulaciones?
JFF.- Sí, por supuesto, hemos de marcar algunas líneas, he de indicar cuáles fueron  las  supervivencias  auténticas  de  la  Orden  del  Temple  y  podemos mencionar principalmente que en dos países se dio una enorme influencia templaria organizada e independiente: estos son Escocia y Portugal. Dado que oficialmente, aunque sea entre comillas, el reino de Portugal “recibió” a casi más de la mitad de la flota templaria, creando para los templarios portugueses una Orden específica denominada los Caballeros de Cristo en una estricta línea del Templarismo, o sea como continuadores, a ojos vista del pueblo y de la jerarquía eclesiástica de los Templarios.
El caso de Escocia es más complicado porque en aquellos tiempos el
Rey,  los  dirigentes  escoceses  y  toda  Escocia,  estaban  excomulgados  por
Roma. En efecto, por un homicidio (Robert de Bruce uno de los aspirantes al
trono,  futuro  Rey  y  libertador  de  Escocia,  asesinó  a  John  Commyn,  otro
postulante al trono, en una Iglesia) fue excomulgado junto con el pueblo de
Escocia, éste último por no entregarlo a las autoridades eclesiásticas romanas
y seguir a su líder igualmente fue excomulgado. La posición de Escocia, por
ende, era muy particular y peligrosa: podía ser susceptible de una cruzada
contra ella. Por ello, la situación de este país fue mucho más oculta quedando
la información las más de las veces en manos de los clanes. No se hizo una
“historia oficial” y nacional escocesa por así decirlo, hasta muy recientemente.
Quizá en este caso el Protestantismo sirvió para que cierta información
saliese  a  la  luz,  pero  digamos  que  Escocia  y  Portugal  son  dos  puntos


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relevantes. Guénon mismo dice que, destruida la Orden del Temple, el resto de
los  Templarios,  en  colaboración  con  algunas  tariqas  sufíes  musulmanas,
trataron de reconstruir lo que podía ser salvado bajo otro nombre y con otras
características.  Posiblemente  en  los  próximos  dos,  tres  o  cuatro  siglos  y
completamente en secreto, ya que había riesgo de vida y de hecho estas
organizaciones sucesoras del Temple rara vez o nunca utilizaron la palabra
Temple  o  Templario,  pasaron  a  utilizar  otros  nombres  para  no  despertar
sospechas. Entre ellas había algunas fraternidades dedicadas al hermetismo y
a la alquimia como los Hermanos Mayores de la Rosa + Cruz.
Aunque, por supuesto, este es otro tema muy interesante abarcando el
llamado  Rosacrucianismo  y  los  auténticos  Rosa +  Cruces;  en  todo  esto
tenemos que ir, en alguna medida, a lo que nos dice Guénon sobre estas
diferencias.  Y  es  que  los  auténticos  Rosa +  Cruces  nunca  formaron
organizaciones ya que la característica del Rosa + Cruz es un ser solitario y
aislado. Entonces, en la medida que hay órdenes y fraternidades con este
distintivo, ese hecho, las define instantáneamente no como Rosa + Cruz sino
eventualmente como rosacrucianas. Claro que además podríamos hablar de
que, en ciertas organizaciones hay grados con este nombre pero todo ello nos
desviaría demasiado de nuestro tema, al menos en este momento de nuestra
conversación.
ENTREVISTADOR.-  ¿Es posible saber cuál es el tronco fundamental de la Masonería?, ¿Sus orígenes y por ende su designio para los tiempos que nos ha tocado vivir?
JFF.- La cuestión de la Masonería -y el mismo René Guénon lo dice- es muy
compleja, ¿por qué? Porque como Guénon siempre lo dijo, la Masonería es un
poco el vaso, el receptáculo, el arca de todas las tradiciones Occidentales que
van desde tradiciones meramente obreras y constructivas muy diversas, hasta
iniciaciones  de  tipo  guerreras-caballerescas  con  vestigios  de  iniciaciones
sacerdotales, pitagóricas y herméticas. Da la impresión de que la Masonería
fue un poco el receptáculo de todas las filiaciones iniciáticas que, por el devenir
de  los  ciclos,  iban  heredando  a  otras  nuevas  organizaciones  nacientes  en
tierras occidentales.
Guénon menciona cómo fue este procedimiento: cuando alguna Orden
estaba a punto de desaparecer por muerte de sus miembros o porque estaban
sometidas a persecuciones o debido a catástrofes naturales o, probablemente
y lo más común, por falta de candidatos aptos, sea lo que sea, se debía hacer
una especie de resumen simbólico de lo que era realmente lo más importante y
propio de esa Orden para entregarlo; como una suerte de herencia iniciática,
pasando a trabajar adyacentemente o por encima de alguna logia masónica
pre-existente.
Es decir, que si vamos a ver el tronco de la Masonería, en realidad,
parecería que es una especie de cordón trenzado que tiene variadísimos hilos
unidos en una sola cuerda o cadena. Es una especie de entretejido o tramado
de muy diversas organizaciones cuyas doctrinas pueden ser tanto herméticas
en el sentido estricto del caso -o sea cosmológicas- o como propias de una
casta que podríamos llamar o denominar sacerdotal. Trataremos de mencionar
algunas.
En lo que se refiere a lo estrictamente masónico y constructivo hubo, a
lo  largo  de  la  Edad  Media,  distintos  tipos  de  Masonería  de  diversas


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orientaciones, por consiguiente la leyenda iniciática de la Masonería Occidental alude a la construcción del Templo de Salomón. Eso podría ser una primera oleada  de  iniciados  que  fueron  del  Cercano  Oriente  a  Europa  porque, efectivamente, se ha comprobado que después de la construcción del Templo hubo una emigración en masa de trabajadores: muchos de ellos emigraron a otras tierras y sobrevivieron enseñando el arte de la construcción. Sabemos que antes del Cristianismo, en Roma, existían los collegia fabrorum. Digamos que las construcciones del Imperio estaban en manos de estos colegios; de hecho, el Papa posee el título masónico de “Sumo Pontífice” (de la Orden de los  constructores  de  puentes),  la  cual  fue  una  Orden  del  Imperio  Romano encargada de construir  “puentes” y tender vías de comunicación. Todo esto pasará, entonces, a la Iglesia Católica.
O sea, a lo que Guénon hace mención es a la extrema complejidad de
la trama de transmisiones. Y no hablemos de organizaciones caballerescas que
durante y después de las cruzadas, sobre todo las de origen templario, se
refugian en logias masónicas. ¿Por qué? Porque primeramente los Templarios
protegieron a sus constructores y porque los necesitaban, es decir, toda orden
de  caballería  tenía  sus  propias  logias  de  constructores  que  trazaban  sus
carreteras, erigían sus fuertes, sus capillas y castillos. Cuando, en el caso de
los  Templarios,  la  situación  se  invierte  y  su  Orden  es  destruida,  muchos
albañiles o sea constructores templarios, se refugiaron en las logias masónicas
junto con muchos otros caballeros. Parece ser que este sería el principio y el
origen de los después llamados Altos Grados masónicos. En realidad, se trata
de  los  Altos  grados  escoceses,  el  nombre  completo  es  así  “Altos  grados
Escoceses” y se refieren a Escocia porque este país fue el lugar de refugio
para los Templarios. Esta es otra línea que   desembocará   también en el tronco
general de la Masonería.
Tenemos después a las organizaciones de tipo hermético-alquímico-
caballeresco,  como  la  línea  de  Dante  Alighieri,  es  decir,  de  los “Fedeli
d’Amore”; que es otra transmisión templarista y que posteriormente también se
integrará  en  la  Masonería.  Guénon  menciona  particularmente  dos  grados
masónicos relacionados directamente con los Fedeli d’Amore: el Kadosch o
Caballero  Kadosch,  grado 30  del  Rito  Escocés  Antiguo  y  Aceptado  y
anteriormente  otro  número  en  diversas  Obediencias,  ya  que  no  solamente figura en ese Rito, así como el Príncipe de la Merced o Escocés Trinitario, ambos grados son una herencia directa de los Fedeli d’Amore.
Recordemos el proceso que mencionaba Guénon por medio del cual
se concentra, como en una especie de resumen, toda la herencia iniciática de
una Orden. Digamos que siete grados se fundían en uno solo, con la mayoría o
todos los símbolos fundamentales de esa Orden. Luego ese grado se transmite
y  pervive  en  otra  organización,  siempre  de  nivel  inferior  y  siempre  más
“rústica”, como una especie de herencia para un posible despliegue futuro.
Esta es la forma en que se ha constituido lo que puede denominarse el
viejo tronco de la Masonería. Como ya lo hemos dicho, esta es una cuestión
muy compleja. También hay que decir que, en última instancia, todas esas
organizaciones  legaron  su  filiación  a  la  Masonería,  por  ello  la  filiación
masónica,  tanto  la  operativa  como  la  especulativa,  es  una  sola.  Las
“diferencias” están patentes en los diversos rituales, en el abandono doctrinario
de ciertos estudios y en la simplificación de otros, así como en la introducción
de ciertas políticas e ideologías profanas. Todo esto ha ido debilitando el tronco


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principal de la Masonería lo cual no quiere decir que, como lo expresamos antes, el tronco principal no esté formado por un entrelazamiento de líneas ortodoxas, aunque algunas de ellas se hayan debilitado y otras no.

ENTREVISTADOR.-  René  Guénon  cuestiona,  en  su  artículo  denominado
“¿Colonia o Estrasburgo?” de su libro póstumo denominado Estudios sobre la
Francmasonería  y  el  Compañerazgo,  tomo  I,  que  seguramente  habría  dos
títulos  masónicos  distintos,  uno  datado  en  Colonia  y  otro  precisamente  en
Estrasburgo.
Me  parece  importante  una  disertación  a  partir  de  esta  interesante observación que hace nuestro guía intelectual. Aunado a lo anterior,  ¿cuál piensa usted pueda ser el  “punto sensible” y por ende simbólico de estas catedrales?
JFF.- Bueno, esta observación que René Guénon hace acerca de la pregunta
¿Colonia o Estrasburgo?, es decir, la catedral de Colonia o la catedral de
Estrasburgo, viene un poco a cuenta de lo que decíamos antes: en la Edad
Media no existían cuerpos masónicos unificados como lo vemos hoy en día,
existía el sistema de la Logia-Madre.  ¿Qué quiere decir esto? Que si, por
ejemplo, había una logia masónica y, digamos, a veinte kilómetros de distancia
había un grupo de masones que quería organizarse, iban a la logia que estaba
funcionando y le pedían autorización para trabajar bajo su jurisdicción y si esta
primera  logia,  la  logia  demandada,  consideraba  que  reunían  los  requisitos
necesarios  les  permitían  copiar,  en  forma  manuscrita,  el  ejemplar  de  los
Antiguos Deberes que utilizaban ellos como Constitución.
Así, esta segunda logia era hija de la primera y de este modo se iban
multiplicando como en una especie de división cariocinética. No habiendo un
cuerpo central y único, las grandes construcciones reunían en su seno dos,
tres, cuatro o más logias en su construcción, ya que una sola no era suficiente.
Estaban situadas en torno a las grandes catedrales y eso, de alguna manera,
generaba una especie de tensión o polaridad, un cierto celo profesional al ver
como tal maestro construía de cierta forma y como otro maestro construía de
otra forma. Esto daba origen a distintas Masonerías pero por una cuestión
estrictamente técnica, es decir, por una cuestión constructiva.
Cada una de estas logias tenía una Carta Constitutiva que no siempre
eran iguales unas con otras, porque como no había “Reglamentos Generales y
universales”,  cada  logia  se  daba  su  propia  Constitución  según  usos  y
costumbres particulares. Estos derechos de las logias que, en realidad, eran
derechos de los maestros masones operativos, fueron poco a poco usurpados
por las autodenominadas “Grandes Logias” en un proceso que no se puede
entender cabalmente si no sabemos algo de Historia, así directamente, de
Historia a secas. Porque, debemos recordar, cómo comienza el proceso del
absolutismo y con ello la destrucción del feudalismo y la lenta pero progresiva
acumulación  de  poder  en  manos  de  los  monarcas.  Este  proceso  hacia  el
absolutismo  fue  acompañado  más  tarde,  siglos  más  tarde,  por  las  logias
masónicas y por casi todos los cuerpos sociales de aquella Europa. De esta
manera,  en  el  siglo  XVIII,  surgió  el  absolutismo  masónico  como  la
concentración en manos de un cuerpo colegiado, de los derechos que antes
eran inherentes a las logias y más que a las logias a los maestros masones
dado que eran los dueños de las logias porque las mismas se constituían



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debido a que un maestro la formaba en tanto que él daba de trabajar a los compañeros y aprendices.
Del  mismo  modo,  esta  exacción  y  esta  usurpación,  en  el  sentido absolutista de concentración del poder como se concentró el poder real y se lo convirtió en poder monárquico, ocurrió dentro de la Masonería. A partir de ese momento hay “constituciones” y “reglamentos generales”, hay “regularidad” e “irregularidad”. Anteriormente la regularidad era una cosa muy distinta a lo que hoy se entiende. La autentica regularidad estaba dada por lo que Guénon llama la “regularidad iniciática”. O sea que un Masón y una Logia eran legítimos porque habían sido iniciados por otra logia según las constituciones propias y los usos y costumbres de esa logia, porque se reunían dos veces al año en las festividades de San Juan y porque tenían una copia de los Antiguos Deberes junto con la Escuadra y el Compás. Esas eran las condiciones de “regularidad” o, mejor dicho, de validez que era la preocupación de los masones operativos. Además, los maestros dirigían la Logia y no había ningún Gran Maestro por sobre ellos, ni había ninguna organización “superestructural” que regimentase a todas las logias de un país o una ciudad.
Entonces, la catedral de Colonia tenía sus usos y costumbres propias
así como la de Estrasburgo tenía las suyas. En el resto de Europa, otras logias
poseían  otros  usos  y  costumbres  según  la  región  y  el  idioma.  Los
Steinenmetzen alemanes tenían los suyos y los Cercano Orientales tenían los
propios. En fin, la cuestión era semejante a la vida común del Medioevo: había
mucha más libertades concretas que ahora; esto suena extraño a los oídos
modernos  pero  así  fue  porque,  realmente,  no  había  un  reglamentarismo
estricto que es uno de los males -digamos- del   hiperracionalismo occidental.
Con  respecto  a  la  cuestión  del  “punto  sensible”  de  las  catedrales,
bueno eso es, “técnicamente”, el punto donde se reúnen y se anulan todas las
tensiones  opuestas.  Sabemos  que  la  catedral  gótica,  particularmente  en  la
conjunción  de  arcos  ojivales  se  anula  la  tensión,  lo  cual  permite  que  se
construyan las catedrales porque a una tensión en un sentido le corresponde
otra  en  sentido  exactamente  opuesto.  Llegando  a  una  anulación  de  esas
tensiones, entonces podemos decir que en el punto de la catedral donde se
desembocan todas las tensiones y los grupos de tensiones, sería el punto
sensible. Por eso también se dice que la destrucción de ese punto sensible
implicaría el desmoronamiento completo de la catedral, porque volverían todas
las tensiones a ser autónomas y no se podría sostener; esto tiene relación
obviamente -y como lo menciona Guénon- con el tema del nudo gordiano.
ENTREVISTADOR.-  O  sea  que  físicamente  podríamos  ubicar  un  punto sensible en esas catedrales que, presumiblemente, podría estar en la piedra clave pero desde el punto de vista simbólico esta es una cuestión, como lo ha mencionado usted, mucho más profunda.
JFF.- Exactamente, así es, se trataría de un centro de cohesión, un centro constitutivo que tiene su analogía con el ser humano; como la analogía de que los cuerpos densos y sutiles, junto con el espíritu del ser humano, están ligados por  un  elemento  y  que  si  ese  elemento  llegase  a  faltar  se  produce  la disgregación que es la muerte, evidentemente.

ENTREVISTADOR.- Acerca de los Superiores Incógnitos, René Guénon ha
dicho en ese mismo libro, reiteramos póstumo, en su artículo “Un proyecto de


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Joseph de Maistre para la unión de los pueblos” que cuando los masones desconocen  a  los  S:::  I:::  es  la  prueba  contundente,  que  muestra  el rompimiento con la vinculación efectiva del conocimiento para con la verdadera jerarquía iniciática pues “la actitud de rechazo a reconocer a dichos Superiores debía   hacer   desaparecer   la   última   posibilidad   todavía   existente   de reestablecerla.”
Sería de gran utilidad que nos ampliara esta idea y lo que conlleva para la historia sagrada en la Tradición Occidental.
JFF.- Muy bien, con respecto a los llamados “Superiores Incógnitos” hay que hacer  una  aclaración  y  una  explicitación  de  criterio,  debido  a  que  esa denominación  admite  varias  lecturas  sucesivas  de  lo  inferior  a  lo  superior. Además,  “Superior  Incógnito”  es  un  grado  de  una  organización  iniciática hermética, por lo cual es muy posible que esta denominación pueda provocar cierta confusión, la cual es necesario clarificar.
Cuando Guénon se refiere a que Joseph de Maistre rechaza la idea de “Superiores Incógnitos”, en realidad estaba hablando de otra cosa distinta a la que hablaba Joseph de Maistre. René Guénon aprovecha la denominación en su sentido etimológico para explicitar aspectos de la doctrina esotérica que no estaban claros en la mente europea de ese entonces. Este procedimiento es utilizado por Guénon muy a menudo, es decir, utilizar los errores doctrinarios bienintencionados o malintencionados para criticarlos y a partir de esa crítica exponer la verdadera doctrina.
Joseph  de  Maistre  se  equivoca.  Como  se  sabe,  era  católico,
tradicionalista y masón altigrado y demás. Sin embargo, no tenía   la doctrina
iniciática  clara.  Y  es  que  realmente  hay  que  reconocer  que  esa  claridad,
faltante en el siglo XVIII y XIX, se produce en el siglo XX con la decisiva
conceptualización que aporta la obra de René Guénon. Es claro que Occidente
había perdido completamente los criterios de evaluación de qué es verdadero y
qué es falso en este orden de ideas iniciáticas, hasta la llegada de la obra de
Guénon.
Entonces Joseph de Maistre se equivoca cuando niega la existencia
de los Superiores Incógnitos, pero ¿qué “Superiores Incógnitos” son los que
niega Joseph de Maistre? En realidad los Superiores Incógnitos que Joseph de
Maistre niega son los que el barón Von Hund aludía como los miembros de la
casa de los Estuardo. Efectivamente, el barón Von Hund murió convencido que
los  “Superiores Incógnitos” eran los miembros de la Casa Real de Estuardo
destronada de Escocia. En efecto, el fundador de la Orden Masónica de la
Estricta Observancia Templaria, sostenía que lo que, posteriormente, serían los
llamados  Altos  Grados  Escoceses  y  Templarios  de  la  Masonería  y  sus
detentadores, eran la herencia iniciática de los Estuardo. Entonces Guénon
aprovecha, muy hábilmente y siempre en pos de clarificar la doctrina, esta
diferencia  de  interpretación  para  referirse  a  lo  que  podríamos  llamar  los
verdaderos  “Superiores Incógnitos” que serían los miembros de la jerarquía
iniciática del mundo. Esta jerarquía iniciática, en el pensamiento de Guénon,
sería  la  estructura  de  las  distintas  tradiciones  particulares  en  la  cuales  se
menciona siempre un centro espiritual oculto del mundo con diversos centros
secundarios subordinados   encargados, cada uno de ellos, de las tradiciones
particulares. Este centro espiritual oculto del mundo sería, por ejemplo, lo que
en la tradición Hindú se conoce como Agartha, la ciudad subterránea; o la
Chang-Shamballah, la Shamballah del Norte, en el Budismo; en la tradición


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Judeo-Cristiana sería Salem, la ciudad de Melki-Tsedek, y que en la tradición
Judeo-Cristina equivale al llamado Rey del Mundo de la tradición Hindú; o bien
a la Thule hiperbórea de las tradiciones nórdicas o incluso a la isla de Ávalon
de los celtas. Entonces, de este centro espiritual del mundo dependerían otros
centros  particulares  para  cada  una  de  las  tradiciones  específicas.  Así,  la
tradición abrahámica, incluyendo la tradición judía, la cristiana y la islámica, la
hindú, la taoísta, etc., tendrían un centro secundario que las regiría.
Cuando  René  Guénon  menciona  a  los  Superiores  Incógnitos,  se
refiere a una jerarquía espiritual operante en el mundo de la cual sería posible
que, en algún momento, la casa de Estuardo haya sido, en tercer o cuarto
grado, representante de la mencionada jerarquía espiritual. Sobre todo porque
se sabe que fueron herederos de una tradición templaria cierta, o sea que los
Estuardo continuaron la tradición templaria. Esta es otra línea que debemos de
tener  en  cuenta  por  una  cuestión  histórica  que  sería  difícil  de  analizar  en
profundidad en esta charla. Brevemente, esta línea incluye al rey Robert the
Bruce, el héroe nacional de Escocia, a su hija Marjorie que se casa con el
senescal de palacio, o sea el “Stewart”, nombre de función éste que pasaría,
posteriormente, a convertirse en un apellido. De aquí salen las Órdenes que se
fundan para proteger a los Templarios prófugos. Bueno, eso sería una cuestión
ya muy compleja. Ahora bien, el barón Von Hund obtiene sus poderes para
fundar   la   Estricta   Observancia   Templaria   de   la   casa   de   Estuardo.
Efectivamente, para él los Superiores Incógnitos eran los Estuardo. Al barón
Von Hund se le puede criticar porque no tenía una visión demasiado elevada y
que veía solo lo inmediato. Pero, con certeza, él había recibido, efectivamente,
los  grados  templarios  de  manos  de  los  lores  Kilmarnock  y  Clifford  y  del
Caballero de la pluma Roja, en París.    Ellos eran los descendientes de los
Templarios refugiados en Escocia en el siglo XIV y que, por razones políticas,
estaban refugiados en Francia, en el castillo de Saint-Germain.
Guénon  retoma  ese  nombre,  ese  concepto  y  lo  pone  en  su  nivel superior y simbólico, pero Von Hund lo toma en su nivel histórico e inmediato. Esa es la diferencia y la cuestión: Guénon afirma que, cuando los Masones occidentales  dicen  que  no  existen  los  Superiores  Incógnitos,  es  que,  en realidad,  no  pueden  concebir  una  idea  de  los  Superiores  Incógnitos.  Ese concepto ya no es comprendido y la posibilidad de que exista una jerarquía iniciática que abarca todo el mundo, a la cual deberían ellos estar sometidos a través de un centro secundario, les resulta irreal.
Por  otra  parte,  un  tal  centro  secundario  puede  ser  destruido  por
guerras y catástrofes. Por ello, Guénon dice que particularmente Escocia pudo,
en un momento, ser la sede geográfica de un centro espiritual secundario.
Aunque, claro, los Estuardo expulsados de Escocia y exiliados en Francia, ya
no  obtuvieron  la  fuerza  política  y  militar  para  constituirse  en  un  centro
secundario y defenderlo por las armas. No obstante, el Barón Von Hund los
reconocerá como los Superiores Incógnitos hasta su muerte porque de ellos
obtuvo  sus  poderes.  Guénon  dice  que  ellos  ya  no  eran  los  auténticos
Superiores Incógnitos en el sentido que venimos señalando.
ENTREVISTADOR.- Podemos comprender entonces que las tradiciones, sean
estas  Occidentales  u  Orientales,  mientras  estén  vivas  y  sean  ortodoxas,
estarían ligadas, a una jerarquía que es gradual y que, de momento, puede
corresponder a un lugar histórico -polos secundarios- pero que deben de tener


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idealmente una correlación con un Polo Superior de un orden no manifestado que escapa o que está más allá de las cuestiones históricas y de lugares geográficos, ¿podríamos expresarlo así?
JFF.- Exactamente, esa es la idea básica que plantea Guénon. Está muy bien
expresada y con mucha claridad. Ocurre lo siguiente: parecería que existe una
maraña  de  denominaciones  y  de  organizaciones  dado  que  la  Tradición
Primordial, en el pensamiento de René Guénon, se manifiesta a través de
diversas tradiciones particulares. Entonces una cuestión es el polo, digamos, el
centro espiritual del Islam y que estará evidentemente designado en palabras
árabes y de acuerdo a la estructura del Islam; otro es el centro espiritual que
corresponde al Hinduismo y que estará por supuesto expresado en sánscrito y
de acuerdo al sistema de castas hindúes ortodoxo, y digamos que otro es el
centro que puede corresponder a la Europa cristiana y que necesariamente
estará  expresado  en  un  lenguaje  y  en  una  serie  de  conceptos  que
corresponden al Cristianismo, lo cual no quiere decir que no se pueda advertir
en  todo  ello  una  Unidad  Superior  detrás  de  cada  una  de  las  formas
particulares.
Efectivamente estos centros secundarios estarían subordinados a lo
que sería el Centro Supremo el cual es denominado de forma muy distinta en
diversas  tradiciones:  la  Ciudad  de  los  Sauces  para  el  Taoísmo;  Chang-
Shamballah o Agartha (la inasible) en el Hinduismo o Budismo; es la Salem de
Melki-Tsedek en la tradición judeo-cristiana y aún musulmana. Así que el tema
de  la  relación  de  las  organizaciones  iniciáticas  ortodoxas  con  el  centro
secundario correspondiente es un tema muy delicado y al mismo tiempo muy
importante. Por eso Guénon dice que en el siglo XVIII los masones habían
perdido la conciencia de que debían de estar ligados a un centro espiritual. Sin
embargo, y gracias a Guénon y a su obra, en el siglo XX y XXI, sabemos que
esto es así. Por lo menos se ha recuperado la conciencia de la necesidad de
una  relación  con  un  Centro  Espiritual  Superior,  lo  cual  es  un  paso  hacia
delante,  o  sea  que  no  todo  es  decadencia:  siempre  habrá  elementos
emergentes  que,  en  el  tremendo  declive  de  la  Edad  de  Hierro,  sean
restaurados en su verdadera posición y por sobretodo retomen la conciencia, al
menos, de cómo deberían ser las cosas. Si bien esto puede no ser efectivo, por
lo menos es positivo saber cómo debería ser un orden tradicional auténtico.
ENTREVISTADOR.- Guénon retoma, o mejor dicho, se suma a la idea de que hay que restaurar la unidad de la antigua Cristiandad, aunque ciertamente nos dice en repetidas ocasiones que esta parece ser una misión perdida. Este entendimiento entre los pueblos debería estar basado en un orden puramente intelectual ¿es lo que debería pregonar actualmente en la Masonería? Y antes de entrar a su respuesta utilizo una larga cita del artículo ya mencionado del metafísico universal y de todos los tiempos:

Sin duda, la Masonería de fines del siglo XVIII ya no
tenía en sí misma lo que hacía falta para cumplir
esta ‘Gran Obra’, de la cual ciertas condiciones muy
probablemente se le escaparon al propio Joseph de
Maistre; ¿quiere esto decir que semejante plan no
podrá  jamás  intentarse  otra  vez,  de  una  u  otra
forma,  por  alguna  organización  que  posea  un


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carácter verdaderamente iniciático y que posea el
‘hilo  de  Ariadna’  que  le  permitiría  guiarse  en  el
laberinto de las innumerables formas que velan la
Tradición única, y volver finalmente a reencontrar la
‘Palabra  Perdida’  y  hacer  surgir ´la  Luz  de  las
Tinieblas,  el  Orden  del  Caos’?  No  queremos  de
ningún modo prejuzgar el futuro, pero hay ciertos
signos  que  permiten  pensar  que,  a  pesar  de  las
desfavorables   apariencias   del   mundo   actual,
posiblemente no sea totalmente imposible.
¿No  le  parece  sumamente  importante  señalarlo?,  ¿qué  nos  puede
decir al respecto? Le pido, por favor, nos conteste en el orden señalado.
JFF.-   Es realmente muy importante y no tenemos que olvidar que Guénon está
hablando de una restauración digamos de un cierto orden tradicional iniciático y
no menciona ninguna otra organización iniciática para Occidente que no sea la
Masonería, el Compagnonnage francés y  dos organizaciones caballerescas
remanentes del esoterismo católico medieval. Pero resulta claro que, en la
mente de Guénon, si no es en la Masonería, en ningún otro lado reside la
fuerza suficiente que pueda restaurar una auténtica vía iniciática Occidental.
               Esto es lo primero que hay que tener en claro y en este sentido es que
hay que entender lo que dice el metafísico. Enfatizo: si no es en la Masonería
no  es  en  ningún  otro  lado  y  esto  por  varias  razones  bastante  entendibles
algunas y otras más sutiles.
Otra cuestión es el tema de la difícil unidad religiosa en la Cristiandad.
Ese es otro plano y acá lo fundamental es saber distinguir el plano iniciático del
plano religioso, cuestión que en la mente de los occidentales está sumamente
confuso  porque  ignoran  completamente  cuál  es  el  plano  iniciático.  Apenas
reconocen  y  por  lo  general  rechazan,  el  plano  religioso.  Así,  de  ninguna
manera  van  a  comprender  lo  que  es  el  plano  iniciático.  Los  occidentales
ignoran que existen vías espirituales no religiosas. Para el occidental medio
cualquier  vía  espiritual  pasa  por  la  religión  sin  saber  o  percatarse  de  que
existen otras formas espirituales no religiosas y completamente iniciáticas.
Entonces,  tomando  en  cuenta  este  primer  criterio  de  selección
tenemos que ver a qué se refiere Guénon cuando habla de ciertos signos
“alentadores”,  así  entre  comillas.  Yo  creo  que  esa  sentencia  de  Guénon
coincide  cronológicamente  con  una  carta  que  le  mandara  a  su  traductor
portugués  en  Brasil,  Galvao,  donde  Guénon  dice  que  incluso  no  debería
sorprendernos que la restauración tradicional de la Masonería no tuviera lugar
en Europa sino en Sudamérica. Eso está escrito y firmado por Guénon. Lo dijo
mientras residía en El Cairo, en una carta que mandó estando ya él radicado
en ese país. Bueno, ¿cómo y de dónde saca Guénon una sentencia así?, es
realmente insólito e inesperado. Pero vaya a saber de dónde y qué elementos
tuvo él en cuenta para hacer una afirmación que yo diría que es hasta atrevida,
hacer un pronóstico de esa naturaleza… pero ciertamente lo dijo, lo escribió y
es más, lo firmó.
¡Vamos a ver qué es lo que ocurre, de aquí en más! pero yo me
imagino que Guénon pudo haber tenido en mente una cierta libertad espiritual
dada,  digamos  por  la  lejanía  de  Sudamérica.  Entonces  tenemos  aquí  que
ciertas  restricciones  no  operan  con  demasiada  fuerza;  digamos  aspectos


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reglamentarios y consuetudinarios, entonces eso permite una expansión en un cierto sentido libre y creativo que para Europa ya no es posible por su situación e historia, porque inmediatamente se suscitan conflictos.
Tal vez sea por esas condiciones mencionadas o algunas mucho más profundas que se nos escapan evidentemente. Y quizás tenga algo que ver con respecto con lo que sería, y que tantas veces se menciona, la inversión de los polos, espirituales por supuesto. En fin, es la deriva de las tradiciones, o mejor dicho del peregrinaje de las tradiciones.

ENTREVISTADOR.- Es sin lugar a dudas un tema apasionante este asunto de la  restauración  y  el  peregrinar  de  las  diversas  tradiciones...  su  paulatina transformación en estos tiempos que nos ha tocado vivir…
JFF.- Claro, el desplazamiento de los centros espirituales y la destrucción de
otros centros, así como la creación de nuevos “puntos geométricos”, por decirlo
de  alguna  manera.  Y  aquí  tenemos  a  Jerusalem  o  Roma,  y  tantas  otras
ciudades sagradas que antes no existían, existieron y luego dejarán de existir.

ENTREVISTADOR.-  Exactamente,  aunque  posteriormente  mucha  gente,  y
desafortunadamente,   puedan   a   veces   tomar   y   descontextualizar   este
argumento para decir bueno… “voy a crear no solamente mi ‘nueva tradición’
sino un ‘centro iniciático y espiritual’”. Nos ha tocado ver esto, es un hecho real
que ocurre, así como hemos visto desaparecer otros genuinos polos.
JFF.- Sí, ciertamente ocurre, así como podemos asistir a la destrucción de
Lhasa, el centro espiritual y geográfico del Budismo tibetano, que ya ha cesado
de ser un centro espiritual y esto, históricamente, ha ocurrido frente a nuestros
ojos.

ENTREVISTADOR.-   Respecto   a   los   Elegidos   Cohen   surgen   varias interrogantes. A fin de poder tratarlas en una exposición, al menos en esta primera parte, vemos que Guénon comenta en su artículo  “Un nuevo libro sobre la orden de los Elegidos Cohen”, del mismo libro que ya mencionamos, varios puntos que retomo.
Los  enumero  de  la  siguiente  forma,  en  la  “columna  del  rigor”:  A)
refiriéndose a un volumen publicado por René Le Forestier, que el contenido
del Tratado de la Reintegración de los Seres de Martines de Pasqually era una
obra  más  bien  confusa,  redactada  con  un  estilo  incorrecto  y  que  estaba
inconclusa.  B)  Que  la  iniciación  de  los  Elegidos  Cohen  era  incompleta  en
muchos  aspectos.  C)  Que  se  trataba  de  un  ritual  más  bien  de “magia
ceremonial” con pretensiones teúrgicas dejando la puerta abierta a ilusiones, y
D) Que lo que Martines llama en su obra Reintegración no sobrepasa las posibilidades del ser humano individual. La “columna de la gracia” la expondré más adelante.
JFF.-  Bueno,  pasemos  entonces  a  responder  la           “columna  del  rigor”.
Efectivamente, el Tratado de la Reintegración de los Seres de Martines de
Pasqually, está redactado en forma confusa, con errores de ortografía e incluso
con errores de sintaxis. Y esto lo ha dicho claramente René Guénon. Pero hay
que aclarar, cómo también lo ha dicho él, que eso no quita un ápice el valor
iniciático de lo que podría llegar a contener o de lo que contiene efectivamente
la obra de Martines de Pasqually. Por que si no, sería caer en el común error
de confundir el saber académico con el conocimiento iniciático, siendo dos


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planos totalmente distintos y que nada o poco tienen que ver entre ellos. Es
decir que un individuo inculto, casi analfabeto, sin ningún conocimiento de
gramática, redacción y demás puede ser un individuo dotado de cualidades
iniciáticas mucho más altas que las de un profesor o las de un académico.
Porque las condiciones y las cualidades necesarias son totalmente distintas. Lo
que se necesita para ser un gran iniciado, no es lo mismo que se necesita para
ser un erudito.
Aclarado este punto, reafirmemos efectivamente que el Tratado de la Reintegración de los Seres es un texto abstruso, difícil de entender, redundante y también hemos de recordar que los textos medievales y renacentistas eran igualmente reiterativos y redundantes; ese estilo pervivía un poco en Martines de  Pasqually.  Entonces,  a  nuestra  mentalidad  actual  nos  resulta  poco comprensible. En el siglo XX hubo estudiosos que trataron de subdividirlo en capítulos y hacer algunos acápites para darle una formulación un poco más comprensible  a  nuestra  mentalidad.  Eso  no  afecta  en  lo  más  mínimo  el contenido doctrinario iniciático que pueda tener el Tratado.
Ahora bien, y con respecto a los otros puntos, Guénon plantea una duda, una interrogante, ¿por qué ocurrió así? Porque el sistema no se pudo desarrollar. Llegó un punto donde Martines de Pasqually debería haber definido y concluido su método de iniciación, pero su muerte prematura y una serie de acontecimientos  externos  se  lo  impidieron.  Así  que  algunas  de  estas cuestiones  van  a  quedar  siempre  como  interrogantes.  Ocurre  que,  ciertas veces, algunos rituales semejantes pueden servir para diversos fines. No se trata de que unos sean “buenos” y otros “malos”, planteando un improcedente juicio  moral,  sino  de  definir  el  alcance  metafísico  y  cosmológico  que eventualmente pudieran tener.
Evidentemente,  lo  referido  en,  términos  generales,  a  la  magia,  no sobrepasa el nivel cosmológico, o sea, se trataría del manejo de las fuerzas sutiles de la naturaleza, pero la teurgia es una cosa totalmente distinta y apunta a un contacto extra-cósmico, es decir con el mundo divino. Entonces, las dos situaciones, doctrinalmente hablando, son distintas. La realidad es que no ha habido pruebas, en un sentido o en otro, ya que no se pudo cumplimentar totalmente la misión de Martines de Pasqually. Entonces, no sabemos a qué resultados hubiera llegado si el devenir del ciclo histórico y la misma biografía de Martines le hubieran permitido cumplir con su tarea.
ENTREVISTADOR.- Para continuar con esta serie de incisos y en la “columna
de la gracia”, exponemos: A) No todos los sistemas de Altos Grados masónicos
deberían  de  ser  llamados  “escoceses”,  ni  tampoco  catalogar  como  simple
máscara aquel carácter masónico que Martines pensó u otorgó a los Elegidos
Cohen. B) Que, en la intención de Martines con respecto al Réau-Croix, se
debía de ver en él al verdadero  “Rosa-Cruz”, en tanto que el grado con tal
denominación otorgado en la Masonería ordinaria sería de suyo falso, aunque
aclara que estas pretensiones de Martines en lo que se refiere a los efectos
reales de la ordenación de los Rosa-Cruz no estuvieran del todo justificadas, y
C) Acaso ampliar la idea de cuerpo glorioso o forma gloriosa dentro de una concepción plenamente cristiana. Sí le parece bien retomemos el orden de los incisos.
JFF.- Efectivamente, no todo sistema de Altos Grados, por definición, es un
sistema de Altos Grados escoceses. Por ejemplo, el Rito Emulation tiene por


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encima otros Altos Grados que tienen poco y nada que ver con los llamados
grados escoceses. Son remanentes de otras Órdenes supra o paramasónicas
que han quedado resumidas en varios rituales distintos. Ni qué decir con el Rito
de Menfis-Misraim en cuya Escala de Grados hay altos grados escoceses y
hay  altos  grados  egipcíacos;  incluso  todavía  subsisten  allí  algunos  de  los
Iluminados  de  Baviera.  En  este  tema,  bueno  hay  que  decirlo,  existe  una
cuestión que claramente uno advierte:  ciertos Altos Grados    deben de ser
estrictamente escoceses, con todo lo que implica de templarismo y jacobismo,
mientras que hay otros Altos Grados que, a secas y sencillamente, no son
escoceses.
Con respecto al otro tema referido en la intención de Martines con
respecto al Réau-Croix, de que se debía de ver al verdadero “Rosa-Cruz”, es
de suyo un tema más interesante todavía porque allí, nos señala Guénon, se
denota un poco cuales eran las intenciones de Martines de Pasqually. El grado
de Rosa + Cruz o Caballero Rosa + Cruz o Soberano Príncipe Rosa + Cruz,
según las distintas denominaciones que recibe, sería algo así como un Rosa +
Cruz simbólico. En cambio, la intención de Martines de Pasqually, como en
todo  su  sistema,  es  convertirlo  en  Operativo.  O  sea  que  la  intención  de
Martines de Pasqually era más bien operativa. En este caso, el Rosa-Cruz o
Reau  +  Croix,  como  denominó  Martines  de  Pasqually,  la  intención  era
convertirlo en un auténtico grado. Es decir, pasar de la teoría a la práctica. Esto
se haría por medio de rituales que no eran los comunes de iniciación de dicho
grado  sino  que  eran  otros  rituales  claramente  teúrgicos.  Por  ende,  lo  que
pretende  Martines  es  una  versión,  una  variante,  una  línea  del  Soberano
Príncipe Rosa + Cruz, pero efectivo, no virtual.
La  idea  del  Cuerpo  Glorioso  está  manifestada,  en  la  intención  de
Martines  de  Pasqually,  a  través  de  la  institución  del  grado  secreto  de  los
Grandes Reales, de los Grand-Réaux, que tendrían o habrían tenido como
misión la invocación del Cristo de Gloria. Se supone que esas invocaciones
nunca  llegaron  a  realizarse,  o  que  nunca  hubieron  iniciados  debidamente
cualificados para realizarlas, dada su gran exigencia y complejidad.
Entonces,  el  sistema  de  Martines  de  Pasqually  evidentemente  nos
muestra, en su totalidad, una tentativa de retomar las prácticas operativas   para
restaurar la auténtica iniciación efectiva. En última instancia, se trata de un
retorno a las fuentes masónicas originarias. Incluso Martines de Pasqually lo
dice claramente: dado que la decadencia del ciclo histórico, la iniquidad del
hombre y otros puntos adversos ya no permiten más las manifestaciones y las
teofanías de Dios como se realizaban en el Templo de Salomón, ahora, se
pueden reproducir a escala en la Cámara de Operaciones. O sea que esas
mismas manifestaciones luminosas, esos mismos glifos y esos mismos sellos
angélicos eran las señales que Martines de Pasqually buscaba para comprobar
que el émulo, o sea el discípulo, se había reconciliado con Dios y había sido
reintegrado,  al  menos  parcialmente,  en  su estado  originario.  ¿Cuál  es  ese
estado originario? Por supuesto que el anterior a la Caída. Estamos, entonces,
frente a un intento clarísimo de retornar a las fuentes originarias, al estado
edénico y así anular los efectos destructivos y decadentes de la Caída, de la
expulsión del Paraíso.
ENTREVISTADOR.- Es evidente que lo anterior da para muchísimo más, pero
deberé de tomar otro hilo si me lo permite y redondeando todas las preguntas


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anteriores, y aunque ya se abordó el tema, le pregunto: ¿Qué debiera entonces
entenderse,  en  forma    ortodoxa,  al  respecto  de  los  SS:::  II:::?  Lo  planteo
nuevamente  debido  a  que  René  Guénon  dice,  en  el  artículo  que  venimos
comentando y refiriéndose a Saint-Martin, que retoma las iniciales y las adapta
de otra manera como Sociedad de los Independientes, lo cual nada tiene que
ver con su origen y que más bien deberíamos de entenderlas, en el caso de
Saint-Martin, como “un grupo de estudios” o una cuestión mística.
JFF.- Bueno, René Guénon muchas veces, como ya hemos señalado, utiliza en sus obras algún error, un desvío doctrinario de algún expositor para rebatirlo y a partir de ahí expresar la doctrina correcta.
Guénon  habla  de  los  verdaderos  Superiores  Incógnitos  es  decir  la
jerarquía espiritual del mundo, la jerarquía iniciática suprema. Según lo que
expone el metafísico francés, existe un centro supremo y único con muchos
centros secundarios para cada una de las tradiciones particulares. Esto es lo
que nos debe permitir ver cuál es la verdadera escala y la verdadera jerarquía
que Guénon está enunciando a partir de un concepto como Superior Incógnito
y que ha llamado a polémica y hasta discusión, todo ello es muy distinto a lo
que Saint-Martin refiere como la “Sociedad de los Independientes”.
Sin embargo, muchas veces, un iniciado debe lanzar una especie de
cortina de humo sobre sus actividades pues puede correr peligro por variadas
causas.  Este  puede  ser  perfectamente  el  caso  de  Saint-Martin,  pues  no
debemos  olvidar  que  muchos  de  sus  corresponsales  han  dejado  nutridos
epistolarios y en todos los casos las referencias sobre el Filósofo Desconocido
hablan de sus operaciones herméticas y espirituales. Estos corresponsales son
principalmente miembros de la nobleza rusa y alemana. Con respecto a las
letras “S” e “I”, justamente, la Societé des Intimes perfectamente podría ser una
“cobertura” de las mismas y de la doctrina que ellas conllevan. Por otra parte,
los seis  puntos que las acompañan delimitan las líneas fundamentales  del
Crismón que, al igual que el Sello de Salomón, es un símbolo macrocósmico y
de la Piedra Filosofal.
ENTREVISTADOR.- También retomo de las preguntas anteriores los siguientes
planteamientos, y es que hemos visto que varios confunden los niveles. ¿Hay
actualmente algún reducto de la Masonería dónde exista el grado Rosa + Cruz
sin ser un préstamo del rosacrucianismo? Y de ser así  ¿cómo es que esto
sucedió?
JFF.- Esta es una pregunta compleja, porque nos lleva a la cuestión del modus
operandi de las organizaciones iniciáticas Occidentales y acerca de cómo se
han transmitido los símbolos, los ritos y los grados, a veces en organizaciones
distintas, pero que transportaban una misma herencia tradicional. Podemos,
además, trazar una línea directa, si bien con muchas ramas e incluso desvíos,
pero que arrancará con la destrucción de los Templarios, el fin de la Edad
Media  y  el  comienzo  de  la  obra  esotérica  de  Dante  Alighieri.  Porque  esa
transmisión ha abarcado ―de alguna manera― a fraternidades herméticas,
caballerescas, masónicas y alquímicas. Todas ellas entroncadas por un mismo espíritu derivado de la orden del Temple.
Algunas de esas organizaciones y algunos de esos grados pasaron
directamente a lo que hoy en día se conoce como Masonería aunque, en
realidad, existen varias Masonerías, o sea, distintos tipos de Masonería como
ya  referimos  anteriormente.  En  algunos  de  ellos,  digamos,  la  herencia


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Templaria y “dantesca” es mucho más patente y mucho más evidente. Otras
han  derivado  hacia  preocupaciones  que  técnicamente  se  les  debe  llamar
profanas o sea exteriores: políticas, sociales, culturales, económicas y otras.
Algunas de esas organizaciones masónicas han perdido la conciencia
de sus orígenes. En cambio, otras la han mantenido y otras la han recuperado,
luego  de  haberla  perdido  momentáneamente.  Desde  éste  punto  de  vista,
Guénon  dice  que  los  orígenes  de  la  Masonería  es  una  cosa  sumamente
compleja  y  que  la  mayor  parte  de  las  veces  escapa  a  la  posibilidad  de
comprensión del historiador común, porque los modos de transmisión, muchas
veces,  no  están  registrados:  no  hay  documentación  y  las  fuentes  de
información  se  mantienen  reservadas,  así  que  eso  inhabilita  para  una
investigación    histórica    convencional    cualquiera.    No    obstante,    hay
organizaciones masónicas que son conscientes todavía de su herencia y que
así  veladamente  lo  manifiestan.  Hay  algunas  que,  evidentemente,  lo  han
rechazado; de alguna forma esto nos puede llevar a la cuestión de Joseph de
Maistre.
Lo importante es que, de las organizaciones que dirigía Dante Alighieri y  todos  sus  compañeros  tales  como  Cino  da  Pistoia,  Guido  Cavalcanti, Petrarca,  Boccaccio,  Boecio  o  Brunetto  Latini  y  otros,  podemos  inferir  que algunos de esos grados pasaron a lo que después serían los Altos Grados de la Masonería. En este caso, pienso en el grado de Caballero Kadosh. El propio Dante tenía el título de Kadosh en la Fede Santa. El mismo poeta era Rosa + Cruz o Rosacruciano y esto nos lleva un poco acerca de la pregunta original sobre el grado de Rosa + Cruz.
En realidad, modernamente, (y cuando digo modernamente me refiero
estrictamente a la edad moderna y contemporánea), diversos grupos han de
alguna manera usurpado y usufructuado el título o el nombre de Rosa + Cruz.
Los verdaderos Rosa  + Cruces eran individuos aislados que por definición
habían  alcanzado  un  grado  de  realización  espiritual  muy  alto.  Guénon  los
compara al Sufí, en el sentido de aquel que llegó a la cima de la jerarquía
iniciática del Sufismo. Sin embargo, Guénon hace la siguiente salvedad: el
verdadero Rosa + Cruz es aquel individuo que alcanzó la perfección del estado
humano  pero  sin  sobrepasarlo.  En  la  estructura  simbólica  de  Dante,  la
perfección del estado humano se asocia con alcanzar la cima de la montaña
del Purgatorio, en cuya cumbre se encuentra el Paraíso Terrenal. Esto no
significa que se haya   accedido al primer cielo que es el cielo de la Luna. Este
es el primer cielo al cual le siguen el de Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y
Saturno que son los Siete Cielos tradicionales y que están relacionados con un
ángel o con un estado angélico particular. Pero esos individuos que llegaron a
la  perfección  del  estado  humano  todavía  no  ascendieron  a  los  estados
superiores   supraindividuales o suprahumanos. En este caso, el Rosa + Cruz
es el que llega y alcanza la perfección del estado humano, lo cual no es poca
cosa ¡es muchísimo! Porque recordemos que, en un aspecto, Jesús alcanzó la
perfección del estado humano. Para los musulmanes, el Profeta Muhammad
también; se trata de seres humanos que alcanzaron un grado de realización
espiritual que los pone por encima de la humanidad común. No es una cuestión
menor haberse convertido en Rosa-Cruz y haber alcanzado la primera gran
etapa de la vía iniciática o, en otros términos, la culminación de los Misterios
Menores. Esto en lo que se refiere al grado de Rosa + Cruz.



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Estos  individuos  Rosa   +  Cruces,  a  su  vez,  tenían  portavoces  o
discípulos que deberían ser llamados los Rosacrucianos y que muchas veces
estaban  en  contacto  con  un  Rosa +  Cruz  auténtico  el  cual  tenía  como
característica no enseñar. Los Rosa  + Cruces a veces actuaban por simple
acción de presencia sin necesidad de hablar, como dice Guénon. Pero, en
cambio, los Rosacrucianos sí hablaban y enseñaban exponiendo las doctrinas
tradicionales a los profanos y a los que quisiesen comenzar la vía iniciática.
Algunos de estos casos... claro, ya podrían, incluso, convertirse    en líneas
desviadas. Comenzaron a apartarse del auténtico Rosacrucanismo adoptando
posturas naturalistas, abandonando el conocimiento metafísico y dedicándose
al estudio de la naturaleza en su aspecto cuantitativo. Este mismo proceso ha
ocurrido, por ejemplo, con la Aritmética cuando se estudian los números con un
sentido eminentemente cuantitativo abandonando el significado cualitativo que
es el que le daba operatividad a la aritmosofía o la ciencia de los números.
Podemos, como ejemplo, ir revisando algunos hitos: la Royal Society,
que hoy pasa como una organización dedicada al estudio de la Ciencia, en sus
orígenes era una cosa bastante distinta a lo que es ahora. Así, uno de sus
miembros, Elías Ashmole, era un iniciado masón, un católico estuardista y
seguramente iniciado en los misterios templarios. Posteriormente, se producen
estas desviaciones en un sentido meramente naturalista como se trasunta en
los documentos de la Fama Fraternitatis o en la Confessio Fraternitatis y otros
por el estilo.
En este sentido, considerar ese momento histórico como el origen del Rosacrucianismo  como  hace  Francis  Yates,  a  mi  juicio,  es  un  error,  que considera  el  Iluminismo  Rosa  +  Cruz  como  el  comienzo  de  una  etapa  de iluminación intelectual y racional, en general, para Europa. Eso, en realidad, es más bien la pérdida del sentido verdadero y original del Rosacrucianismo y eso es lo que lleva a la tentativa del dominio y explotación de la naturaleza por lo que siglos después los ecologistas  ¡protestan amargamente! Estos son los orígenes, y no hay que tener ninguna duda en decir cómo fueron las cosas; como a partir de ciertas desviaciones y organizaciones espirituales debilitadas se producen, entonces, apropiaciones materiales sin límites. Literariamente, también Goethe, el masón Goethe, mostrará con su Fausto, el espíritu fáustico, que es el espíritu del hombre moderno.

Fin de la primera parte
















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